jueves, junio 26, 2008

¿Y LA POESÍA?


La sabiduría ha enseñado -sin que los consejeros familiares corrieran, nunca, el menor riesgo de quedarse sin chamba- que jamás -never- uno debe inmiscuirse en los problemas de marido y mujer. Metáforas al margen, vamos a hacernos de los oídos sordos y ocuparnos de lo que la revista Selva Verde califica de "guerra de poetas".

Nos referimos a las declaraciones del poeta Armando Almeida -integrante del grupo literario Javier Heraud- que, lengua al ristre, emprendió sus ataques contra el también poeta Carlos Reyes Ramírez, del grupo Urcututo.

¿Cuál habría sido el pecado mortal que Reyes cometió para merecer el anatema de su colega? ¿Diferencias estéticas, posiciones encontradas respecto al yo poético? Nada que ver. Cosas más domésticas. Como el hecho que Reyes sea director del Instituto Nacional de Cultura, lo cual, en la lógica del autor de La Composición del tiempo, lo convertía en aprista, descalificándolo en su coherencia como creador.

¿La vaca, acaso, no se acuerda cuando era ternera? ¿Es que Armando Almeida es víctima de una delatora cisis de amnesia y ha olvidaddo que, en el 2006 -hace apenas 2 años- fue candidato a la alcaldía distrital de Las Amazonas. Claro, Almeida no fue favorecido por el voto de sus paisanos, pero eso es ya otra cosa... Pero, ¿y si hubiera ganado?

Célebres fueron las polémicas literarias que enfrentaron, por ejemplo, en las últimas décadas del siglo XIX, a Ramón de Campoamor y Juan Valera. Pero ellos discutieron sobre la primacía de la poesía lírica sobre el resto de géneros literarios. De hecho corrieron verdaderos ríos de tinta, pero de lo que se trató fue de defender posiciones estéticas en torno a la poesía.

Y no es que el poeta deba encerrarse en su burbuja de cristal, ajeno al acontecer de su realidad. El caso de César Moro resulta emblemático, dedicado totalmente a su pasión poética, batallando sin transigir, defediendo las causas de la libertad, desde la guerra civil española hasta las maniobras stalinistas en la poesía y en el arte latinoamericanos.

Por ello, queremos cerrar estas líneas recordando algunas de las reflexiones que Roberio Forns-Broggi hiciera en la revista Cyber Humanitatis , en 2006. Claro, la reflexión la hizo analizando la poesía de Reyes -ganador de la segunda bienal Copé en 1986, con Mirada de búho-, pero podría aplicarse a todo el intento por hacer poesía amazónica, en un esfuerzo por volver, en una renovación perpetua a los mundos elementales, vegetal, animal y mineral y a los signos de la memoria colectiva en los que se encuentran presentes, "... la lucha del yo poético no como emblema de la empresa individualista sino como producto de una historia natural y llena de desmembraciones y olvidos... sedienta de justicia y aturdida por las desgracias apocalípticas del siglo XX".

Y no cerrar la polémica, muy al estilo de Martha Hildebrandt, cuando Carlos Reyes -según Selva Verde- sentenció, refiriéndose a las expresiones de Almeida: "Es una cojudez lo que habla"... Así Almeida sea el delegado del INC en Orán.

Terpsícore, musa de la poesía satírica. Francisco de Quevedo

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