lunes, septiembre 29, 2008

¿SHAMBAR O INCHICAPI?


La comida, quién lo duda, posee, al igual que la música, un lenguaje propio que es, al mismo tiempo, universal. Así, cada plato que preparamos -o degustamos- tiene su propia cadencia, su ritmo personal, y, siempre -dependiendo de la heterodoxia o gusto del cocinero/comensal- sus propias variaciones.

Que el Perú es un país de mestizajes y mixturas es una verdad de perogrullo. Y las comidas y bebidas no escapan, afortunadamente, a tan benéfica influencia. Viviendo más de un lustro en Iquitos -luego de una estancia de cerca de una década en Pucallpa- muy de vez en cuando la boca se nos hacía agua de pensar, por ejemplo, en el shambar de los lunes... Ahora, cuando la nave de la nostalgia me trajo de vuelta a la cocina de mis orígenes -con shambar de por medio, desde luego- la añoranza del inchicapi se hace cada vez más entrañable.

El inchicapi -la sopa emblemática de la amazonía-, por ejemplo, debe ser preparado siempre con gallina de chacra, al igual que el shambar con cerdo criado no en granja, desde luego, sorry San Fernando. Ah, y en el caso del plato amazónico, mucho mejor si la sacrificada es de la variedad patita negra.

El inchicapi, sin ser tan elaborado como mi natal shambar, tiene sus propios acordes. El maní, por ejemplo -uno de sus dos principales protagonistas, el otro es el maíz molido-, no debe ser, jamás de los jamases, tostado; simplemente remojado y pelado. Aunque, claro, por eso de las preferencias particulares, algunos paladares poco exigentes no se toman el tiempo ni la molestia de desnudarlo: lo muelen con "carapa" y todo.

Los seguidores de la tradición desdeñan la licuadora: prefieren molerlo a fuerza de mazo de madera: el batán de piedra -el altar de sacrificio donde el ají escabeche y el panca ponen lo suyo para que el shambar salga como se pide chumbeque- como se conoce en la costa es una figura ignota en los lares amazónicos.

Unidos el maní y el maíz en amoroso hervor, en menos de una hora, luego de haberle agregado porciones generosas de yuca -mejor si es de le variedad pirarica-, el cocimento está listo para recibir su dosis de ajo, cebolla, sacha culantro y ajo.

Por todo ello, a pesar que, hoy lunes, he reincidido en el ritual del shambar -trigo, arverjones, habas, orejas y costillas ahumadas de cerdo, hierba buena, rocoto molido, todo en su justo punto- resulta ineviteble que mi corazón vuele, raudo, a la parte baja de Belén, donde, alguna vez, saboreé el mejor inchicapi de toda mi vida.

sábado, septiembre 27, 2008

RETUERTO, EL IMPERIOSO: Algo podrido huele en Pucallpa

Una de las cosas que siempre constituyó motivo de orgullo entre la gente del Partido Aprista ha sido su proverbial disciplina. En efecto, en un país como el nuestro, huérfano en organizaciones políticas consolidadas y, las existentes arrastrar el lastre de vicios y deficiencias comunes, el partido fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre se caracterizó, siempre, por su autoritarismo vertical. Claro, una cosa era la voz reflexiva de Haya y, otra, la de los que vinieron luego de su muerte. Por ello, como el despotismo nacional se replica en lo local, la casi tiranía demostrada por el gobernador provincial de Coronel Portillo, Alfredo Retuerto Niño, casi no ha sorprendido a nadie. El hecho que la difusión de la transcripción de un nuevo audio en el que Retuerto vuelve a constituirse en el personaje central de un tema maloliente, que ha hecho que su cabeza se encuentre cada vez más cerca de la picota. Con toda la flema del mundo, con la seguridad de quien se siente protegido, Retuerto aparece presionando a la ex gerente registral de la Superintendencia Nacional de Registros Públicos, María Donayre Castillo –esposa del ex congresista aprista Luis Santa María- y le dice: "Mire ve, puede ser el mejor del país, pero yo necesito gente que trabaje para el partido. Mira a ese pata nunca la vamos a ascender, y eso es lo que yo le he reclamado ayer, pero tú me dices que eres compañera pues. Ya pues, ¿y?... ¿y el partido el viernes?" Y por siaca, la cita es literal.
El pecado sí, el escándalo no
Y a pesar que la desfachatez de los apristas va, cada día en aumento –una de las razones por las que la aprobación presidencial continúa en caída libre-, dentro de sus filas todavía hay quienes concuerdan que, si bien los pecados pueden ser tolerados, el escándalo que ellos derivan debe ser condenado con la mayor dureza. Uno de ellos sería el director de Gobierno Interior del Ministerio del Interior, Víctor López Orihuela, quien se comprometió con la población ucayalina para estar en Pucallpa, brindar una conferencia de prensa y deslindar su supuesta participación en el affaire del tráfico de influencias que vendría ocurriendo en los distintos organismos públicos descentralizados, entre ellos la SUNARP, de la cual López es director. Ah, claro, y también definir la situación y el futuro del disciplinado gobernador.

Publicado: Columna El Informante, Diario Ímpetu, Pucallpa, setiembre 27, 2008.

domingo, septiembre 21, 2008

LOS GARRIDO: UN PRTEXTO PARA EL RETORNO


Más de quince días sin escribir un post. Bueno, sin publicarlo, porque, en mi mente, con tantas cosas que suceden, de las que vivo o me entero, ¿cómo no escribirlas? Pero me he dejado ganar por la molicie y por el gusto de respirar sin prisa, por esperar, sin mayores ansias, el lunes del shambar, el ron con los amigos, las frías aguas de El Charco, la playa de la infancia, donde hace años -pocos- hallaron a Juana, la dama de Cao.

En el camino, durante estas dos semanas, quedaron, como promesas incumplidas, la fallida cita no concertada con Paquito de Rivera, el apretón de manos cumplimentador a Jaime Vásquez Valcárcel. ¿Cinco ediciones de la Semana del Libro de Iquitos -a cual mejor- no merecen, acaso, un guiño cómplice, para el desmadre de los envidiosos de siempre?

Shaluco Abensur -el alcalde de Maynas- descansa en paz... Bueno, no tanto como muchos de los que lo eligieron, quisieran. Pero, no preocuparse, el retorno es inminenteYván Vásquez, el presidente regional de Loreto, continúa con el bosquejo -caminante no hay camino, se hace camino al andar- de convertir a esta parte de la amazonía en la soñada región productiva. Alan García mereció, en la Tercera Cumbre Amazónica que se realizó el último fin de semana en Yurimaguas, el desconocimiento de los nativos como presidente de la República. Ah!, y los médicos, claro, y su juramento hipocrático.

Pero lo que nos ha hecho volver a pulsar el teclado de la computadora fue, una vez más, la bendita nostalgia. El viernes último -19 me dicta el calendario- se
cumplió 11 años de la partida de Julio Garrido Malaver. Maestro, poeta, político consecuente -de esos que ya parecen pertencer a la era jurásica- y un bon vivant. ¿Sí o no, Neruda?... Claro, sin las pretensiones de gourmet del chileno. Si no recordemos su "Comida del pueblo":

¿Sabes lo que es el caruache?
¿Las cachangas y la cancha?
¿Te gusta el verde de paico?
¿Y las ocas con chiclayo?...


A él -su poesía- los conocimos en nuestros años universitarios. Al otro Julio -Garrido Huaynate- lo conocimos en Iquitos en el año 2004. En esa época se había enemistado con Íbico Rojas, rector de la Universidad Particular de Iquitos, que lo había traído como secretario general de la UPI. Por aquella época abrió el Boa Gourmet, un restaurante que sirvió de maravillosa catársis para encauzar su rabia mal contenida. Allí probamos, por primera y única vez, unas empanadas de yuca rellena con seco de pato... Y conversamos mucho. Porque Julio siempre fue un ameno contertulio... aunque, hay que decirlo, con los amigos siempre fue excesivamente condescendiente. Demasiado. Testimono de ello son los archivos de La Región . Luego se desempeñó -decimos, es un decir- como director de la Biblioteca Municipal, hasta que, así como llegó, desapareció.

La última vez que supimos de él fue por la revista Gente, cuando convertido en J.R. Valentino, publicó "Manual del Infiel Profesional", una guía que garantizaba la impunidad ante cornumentas provocadas.

Ahora, como dijimos al principio, se convirtió en un pretexto para el retorno.

Foto: albumdefotosdeantenororrego.blogspot.com
De izq. a der. sentados: Julio Garrido Malaver, Antenor Orrego y Marco Antonio Corcuera. De pie: Carlos Alfonso Ríos, Horacio Alva, Teodoro Rivero-Ayllón, Wilfredo Torres Ortega, José Montenegro Baca y Carlos H. Berríos. Año 1956

viernes, septiembre 12, 2008

ENCUENTROS Y DESENCUENTROS

El tema pasó del reciente viaje del teniente alcalde de Coronel Portillo, Ulises Saldaña Bardales, a la capital de la república prácticamente inadvertido . Se sabe que Saldaña se reunió, en Lima, con el congresista aprista José Macedo Sánchez, con quien se le habría visto ingresar a las elegantes oficinas de algunos connotados –es sólo una calificación- parlamentarios apristas. Pero no de cualquier parlamentario aprista, sino de padres de la Patria integrantes de la Comisión de Transporte y Comunicaciones, como el caso del loretano César "Pacucho" Zumaeta. Sucede –y excusen el desfachatado cinismo- el tráfico de influencias en nuestro país es toda una institución. Claro, los apristas le han agregado un ingrediente especial quizás para darle un toque de personalidad: el descaro ofensivo, la concha evidente, olvidando que Dios perdona el pecado, pero no el escándalo. Claro, la cita última es de un político, porque Dios qué tendrá que ver con estos terrenales negocios.

EL QUE NADA DEBE, NADA TEME


Al parecer, el director general del Interior del Ministerio del Interior, Víctor López Orihuela, es de las personas que se guía, tal como hace algunos años lo hizo el presidente Alan García Pérez por el viejo adagio que sentencia: "el que nada debe, nada teme". Claro, aunque hay que recordar que, en el caso del presidente García, horas después de exhibir pública y descarnadamente su valor, tomó un avión para guarecerse en la seguridad del país hermano de Colombia. López Orihuela, quien además es miembro del consejo directivo de la Superintendencia Nacional de Registros Públicos, al ser aludido como el presunto enlace de algunos influyentes apristas de la localidad, se limitó a decir: "No conozco ninguna de sus versiones…", para agregar, con la arrogancia que, a medida que transcurren los días, se convierte en el look preferido de los integrantes de la cúpula del partido de la estrella: "y, en todo caso, me tiene sin cuidado". Claro, la respuesta de López puede interpretarse como la tajante afirmación de quien tiene el alma absolutamente blanca, como la conciencia de los que no han abrazado la política como profesión. En esta eventualidad –del López impoluto-, caben también algunas especulaciones como, por ejemplo, que López está libre de toda culpa simplemente porque es ajeno a todas estas movidas y su nombre habría sido tomado alegre e irresponsablemente por los caciques apristas de la localidad.
INGENUIDAD
Pero tampoco se puede caer en el error de la ingenuidad. Ya lo dijo, también, hace algunos años, el presidente García: "en política no se puede ser ingenuo". Y desde luego que no hay que ser ingenuo –en la acepción de cojudo-, no sólo en política, sino en cualquiera de las relaciones que los hombres entablamos. Porque sabido es –y esto no de ahora, sino desde tiempos inmemoriales- que los puestos públicos de confianza en el Perú se deciden con el humo blanco de Lima. Es decir, que, hasta en términos de tráfico de influencias, nuestro país necesita descentralizarse. Cinismos al margen, resulta poco creíble que una persona con tanta capacidad de obtener información, como es el caso de López Orihuela, no conozca nada. Hay que recordar que Víctor López, es, junto con Javier Morán, Omar Quesada y Carlos Arana uno de los cuatro ojos y oídos del presidente García a nivel Perú y a él y sólo a él le rinden cuentas. López Orihuela es el responsable de la región Oriente. Mal trabajo haría López si, como en el caso de los maridos víctimas de ocultas infidelidades, resulta el último en enterarse.

Foto: Víctor López, MININTER IquitosPublicado: Columna El Informante, Diario Ímpetu, Pucallpa
setiembre 12, 2008

miércoles, septiembre 10, 2008

¿RETUERTO O RESABIDO?


Basta una frase para descubrir la esencia más íntima de una persona. En esta lucha intestina que, de manera más o menos encubierta, se está desarrollando en el Partido Aprista, los niveles de acción política han llegado al extremo del "todo vale". Como en el amor… o la guerra. Por ello es que los protagonistas más prominentes del partido de la estrella –decimos, es sólo un decir- se han dado cuenta que deben ser muy cautelosos en su vivir.

Ocupando algunos de ellos, como es el caso del gobernador regional, Alfredo Retuerto Niño, involucrado en un caso de presunto delito contra le fe pública. El caso data de ya más de un año y, en esencia, Retuerto –hasta julio pasado gerente general de la Universidad Particular de Pucallpa- no ha negado la existencia de la deuda impaga. "Hasta ahora no he estafado a ninguna persona", asegura con cierta suficiencia. Pero lo cierto es que, a pesar que, según el gobernador, la deuda y un cheque por 51 mil soles existen, también afirma haber llegado a un acuerdo con Alex Ruiz Ushiñahua, el prestamista. Sin embargo, éste le entabló la denuncia. El caso ya habría llegado a oídos de Víctor López Orihuela, director general del Interior del Ministerio del Interior y, según fuentes de primer nivel, las admoniciones irían más allá del jalón de orejas y de las nalgadas a poto calato.

Foto: Víctor López Orihuela, Pro & Contra, Iquitos
Publicado: Columna El Informante, Diario Ímpetu, Pucallpa,
setiembre 10, 2008

¿NEGLIGENCIA?


Hace pocas semanas, el director regional de Salud de Ucayali, Alejandro Magno Bartra Soto, recordó los tres pilares sobre los que, según su visión, se debe basar la gestión pública del sector Salud en la región: Recursos humanos, equipamiento e infraestructura. Sin embargo, un hecho lamentable estaría poniendo en evidencia la inexistencia de al menos una de las mentadas columnas, la de recursos humanos. Una madre con 8 meses de embarazo y el bebé que llevaba dentro forman parte, ahora, de las frías estadísticas de muertes ocurridas en el hospital de EsSalud. No es el primer caso y, desgraciadamente, con seguridad, tampoco será el último. Sucede que este tipo de noticias siempre afecta. Algo así como el párrafo final de "¿Por quién doblan las campanas?", de Ernest Hemingway. Sucede que cada vez que muere un prójimo, las campanas no sólo tañen por el fallecido, sino por toda la humanidad, los que quedamos. Las campanas doblan por todos. Ojalá que las sempiternas promesas de investigación "hasta las últimas consecuencias" muden su ropaje de lugar común, se hagan realidad y sus resultados sean revelados. Y de hallarse responsabilidad, el médico, severamente sancionado. Y es que la madre y su bebé, que nunca verá la luz del sol, no son cifras estadísticas. Son, han sido, seres humanos.

Publicado: Columna El Informante, Diario Ímpetu, Pucallpa, setiembre 10, 2008

sábado, septiembre 06, 2008

DE LA MANIGUA A LOS CAÑAVERALES


La nostalgia adquiere un matiz muy especial cuando, como en nuestro caso, la ausencia llevaba ya cerca de diez años. En el bus, superado ya el trepidante lecho del río Chicama, que es parte de la carretera que se bifurca en el kilómetro 560 de la Panamericana, las aletas de la nariz se dilataban, expectantes... Cartavio nos aguardaba.

Treintiseis horas antes, en el aeropuerto Secada Vigneta de Iquitos -la ciudad en la que vivo- trataba de imaginar cómo encontraría al pueblo al que llegué cuando apenas era un niño. Ahora, a escasos minutos de ingresar a Cartavio, todos mis sentidos se habían concentrado en el olfato. Y es que, la primera sensación que experimentaba cualquier viajero que llegaba a la vieja hacienda, donde los cañaverales se extendían hasta el infinito, era el olor. Pero más que un olor, era un aroma, que el paso del tiempo le confirió matices incomparables. Una combinación de miel de caña, alcohol y otras mixturas que, ahora, estaba a punto de volver a encontrar.

Pero no fue así. Ausente de toda esencia, carente de la nostálgica fragancia, Cartavio nos recibió con la indolencia de los pueblos pequeños. ¿Dónde estaban los bosques de antenas de televisión que antaño cubrían todos los techos de las casas? El cable había sido el gran deforestador; las antenas sólo vivirán en el recuerdo.

Caminando por sus calles, limpias y cordiales, los rostros que mirábamos y nos miraban con manifiesta curiosidad, eran extraños, desconocidos, pero amigables. Y es que el dulzor de la caña parece haberse adentrado en el alma y la vida de los cartavinos.

El desarrollo de la ciudad es evidente. Así lo atestiguan las casas de dos pisos que empiezan a cambiar la fisonomía de un pueblo que se había mantenido inalterable a lo largo de los años. Los jardines bien cuidados, los añosos ficus de la Plaza de la Concordia, majestuosos, solemnes, la limpieza de las calles hablan de la educación de sus habitantes.

El frío de la noche nos hizo descubrir, en plena calle Real, la arteria principal de Cartavio, el Annie Café. Y frente a la humeante taza que teníamos al frente, otra nostalgia empezó a apoderarse de nosotros y comenzamos a extrañar de una manera muy especial, casi inédita, el Café de Pedro, allá en mi lejano Iquitos... Y el timbuchi de carachama, el ají de cocona, el sábalo asado... Y sus mujeres, siempre sus mujeres.

Foto: Casa hacienda de Cartavio