martes, junio 03, 2008

21 DÍAS SIN SOLUCIÓN


Torpeza política, indiferencia, figuretismo, vocaciones de pescador a río revuelto, asesores sin asesoría o que no son escuchados... En fin, podríamos seguir encontrando, con insólita facilidad, términos y calificativos para graficar la situación por la que atraviesa el sector salud en la ciudad de Iquitos, que ahora, con la entrega de las llaves de los centros de salud, radicalizan su posición.

Una anécdota de la torpeza y la diferencia pinta la situación de cuerpo entero:
-Hola, ¿cómo están los charapas? -fresco, cómodo con sus varios kilos de menos, con una sonrisa de propaganda de pasta dental, Héctor Garrido Lecca, ministro de Salud un poco más y pregunta -¿no me han traído unos kilitos de cecina?-.
Dos minutos, 120 segundos, nada fue lo que Garrido le dedicó, la semana pasada, a la delegación de la Federación Unificada de Trabajadores del Sector Salud que la semana pasada se reunieron -decimos, es solo un decir- con él. Luego, se marchó dejando a la desorientada delegación con su segundo, el viceministro Melitón Arce. Y, claro, como Garrido es quien tiene la penúltima palabra -la última ya sabemos quién es- nada se pudo obtener... Como nada tampoco en los próximos días.

Porque a 21 días del inicio de la medida de lucha, la gestión del propio presidente regional, Yván Vásquez Valera, parece haber bajado de tono e intensidad. Claro, fue él quien dio todas las facilidades para que la ignorada delegación se desplazara hasta la capital, pero, al parecer, o sus contactos a nivel de la Presidencia del Consejo de Ministros, del propio ministerio de Salud y el de Economía, parecen no ser los mejores, porque ahora ni los boletines del GOREL dicen esta boca es mía respecto al tema.

Respecto a Juan Carlos del Águila, asesor de Garrido Lecca, caben dos posibilidades: o no ha sido incapaz de persuadir al ministro acerca de la justicia de las exigencias de los trabajadores de salud o, segundo, su asesoría se limita a mirar en la dirección que se le señala, o a sugerir sólo lo que el ministro desea escuchar.

Lo cierto es que, en todo este problema -que podría solucionarse con algo de buena voluntad y decisión política- los grandes perjudicados son los usuarios, los pacientes, los enfermos, algunos de los cuales no podrán enterarse cuál fue el resultado de esta situación, porque ya no estarán en el reino de los vivos. Y aquí no vale que los reclamantes afirmen que la atención se brinda en las "áreas críticas", porque esp no es suficiente. Lo que está en riesgo aquí es la vida de las personas, el sufrimiento de sus familiares, el dolor por la injusticia. ¿De quién es la falta de sensibilidad y solidaridad humana?

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