lunes, mayo 12, 2008

¿REPRESALIA?

Casi nadie que conozca, aunque sea un poquitín, al burgomaestre de Maynas, podría poner sus manos al fuego en cuanto a defender su intransigente y exaltado temperamento, digno de mejores causas. Y eso para no referirnos a sus celos… O sus rencores. Convencido de ser el depositario de la verdad, muchas veces comete más de un exceso. El último caso -decimos, es solo un decir- parecería ser un mero caso de rutina administrativa, pero, conociendo algunos detalles, podría derivarnos a otra interpretación. El pasado 23 de abril, el alcalde Salomón Abensur, le comunicó a Efrocina Gonzales, presidenta del Comité Ejecutivo Contra el Ruido, de manera formal, es decir con documento con firma, sello y todo lo demás, que, a partir de la fecha, la nueva representante de la comuna en dicho comité será la regidora Otilia Collantes de Tiburcio, presidenta de la Comisión de la Comisión de Saneamiento y Salud Ambiental. ¿Quién había sido el -o la- anterior representante? Nada menos que Sheyla Rubiños Bartens, quien perdió el afecto del alcalde por el solo hecho de cumplir con lo que la ley le asigna como responsabilidad: Fiscalizar la gestión que encabeza el hijo del ex alcalde Joaquín "Pushushuy" Abensur. La joven Rubiños es presidenta de la Comisión de Tránsito de la comuna local.

OÍDOS SORDOS
Como integrante del Comité Ejecutivo Contra el Ruido, la joven Rubiños -cuyo segundo nombre es Magdalena, pero, por siaca, no llora así no más- le puso todo el pushushuy a la responsabilidad asumida de eliminar el ruido de la ciudad. Pero, en esa condición fue comprobando que Abensur no tenía ni la voluntad y menos la intención con honrar la palabra empeñada -con documento oficial de por medio- con el Comité. Sucede que, de los 90,000 soles que Maynas tiene que apoquinar para realizar una serie de actividades de capacitación y demás, la comuna prácticamente no ha cumplido con nada. Bueno, en realidad, sí. El paquete de 4 decibelímetros, por ejemplo, que son unos artefactos que sirven para medir la intensidad del ruido. Maynas debió invertir -así estaba establecido- alrededor de 14 mil nuevos soles. Al final, habría gastado poco más de 5 mil en unos aparatitos que hicieron que Efrocina Gonzales levantara, con escepticismo, una de sus cejas cuando pretendieron entregárselos de manera muy informal. Por ejemplo, carecer de, la respectiva Resolución de donación. Pero los integrantes del Comité decidieron, de alguna forma, desagraviar a la joven Rubiños y la invitaron a continuar en el Comité, en su condición de ciudadana común y corriente.

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