lunes, mayo 26, 2008

AMOR DE CELULOIDE: SOFÍA LOREN


Tenía 6 años y, en San Pedro de Lloc -idílico pueblo liberteño fundado en 1533, 2 años antes que Lima- teníamos energía eléctrica sólo de 6:00 de la tarde a 10:00 de la noche. Allí me enamoré por primera vez. Sí, porque de qué otro sentimiento podemos hablar si, pasados más de 40 años, la ternura que sentí aquella noche y el temblor que experimenté al conocerla, permanecen inalterables a pesar -o debido, no lo sé- del tiempo transcurrido. Sus enormes ojos verdes, profundos, algo rasgados -al menos así los recuerdo-, hasta ahora hacen que mis labios se curven en una nostálgica sonrisa. Y sus labios carnosos -el botox no era conocido aún, gracias a Dios-, como modelados por el más talentoso de los orfebres...

Aquella vez se llamaba Jimena y era la esposa de Charlton Heston, el Cid Campeador. Tan profunda fue la experiencia que, pasados algunos años, me prometí que, cuando tuviera una hija -no con Sofía, desafortunadamente para mí- se llamaría así: Jimena, simplemente Jimena. Desgraciadamente, esto nunca ocurrió por evitar un malentendido con su madre, que pensaba que así, Jimena, se llamó alguna enamorada que alguna vez tuve... Y, para ser sincero, no estuvo muy lejos de la verdad.

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