viernes, marzo 13, 2009

LA METÁFORA DEL PUENTE HUACAMAYO


A 4 días de colapsar una plataforma del puente Huacamayo -en realidad el puente entero- una escolta de 1,000 vehículos pesados, entre buses y camiones, a ambos lados de la estructura vencida, conforman la metáfora perfecta para graficar lo que viene ocurriendo en Aguaytía, la capital de la provincia de Padre Abad.

A pocas horas de ocurrido el hecho, el miércoles, el director regional de Transportes y Comunicaciones de Ucayali, Martín Villafuerte Miranda, declaró en medios de la ciudad de Pucallpa -ubicada a 156 kilómetros- que todo estaba bien con la culminación del badén paralelo al caído puente... Pero la realidad es que lo del badén no había comenzado y recién Villafuerte se puso las pilas cuando recibió la llamada telefónica de Alejandro Ureta -09:15 de la mañana del miércoles-, quien comprometió el pool municipal de maquinarias para lo que fuera menester.

Y a diferencia de la canción, el tiempo no pasa lentamente por la vida, pues ahora, viernes, la realidad, que ha podido comprobar el propio Marco Tulio Román, director la Zonal VIII de Provías Nacional Huánuco-Ucayali, se asemeja en mucho al argumento de la más lacrimosa de las películas que haya concebido el cine hindú: Allí están los 1,000 vehículos estancados, cuyos ocupantes -mínimo 4,000 personas- esperan que diosito se acuerde que es peruano.

Claro, aunque siempre está presente la posibilidad de un puente Bailey -pontón prefabricado, invento de la segunda guerra mundial para que los tanques pudiesen salvar obstáculos como el río Huacamayo- que, según Villafuerte, ya se encuentra gestionando el presidente regional Jorge Velásquez Portocarrero con el mismísimo Enrique Cornejo, el ministro del sector Transportes.

Floro al margen, las horas siguientes -bueno ya, los días siguientes- se encargarán de saber quién habla como un loro... aunque a nadie debería llamar la atención que, de repente, por la zona, se aparece el propio presidente, Alan García, con casco de ingeniero, botas de jebe y jean de circunstancias, comandando la cuadrilla trayendo el bendito puente Bailey.

¿Y la metáfora? Que quede para la próxima vez.

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