domingo, octubre 12, 2008

LA INGENUIDAD Y EL PERRO DEL HORTELANO


En política no se puede ser ingenuo. El axioma, recordado a principio de los 90, por el ahora presidente Alan García Pérez -en vísperas de su apresurada partida a Colombia-, cobra perfecta actualidad en la actual coyuntura política. ¿Conocía Jorge del Castillo de la invitación presidencial a Yehude Simon, para ser su reemplazante cuando irrumpió, el pasado viernes, en el Congreso de la Repúpblica? ¿Su presencia en el Palacio Legislativo -junto con el Pleno del Consejo de Ministros- fue, acaso, un acto de suprema candidez?

Porque ahora se sabe que el presidente García formuló la invitación a Simon el miércoles 8. De haber ocurrido así, la presencia infructuosa del Gabinete del Castillo en el Congreso, sólo habría tenido por objeto permitir al ex Primer Ministro salir por la puerta grande, al eludir la probable censura de la que pudiera haber sido objeto mañana martes.

Ahora, la designación del chiclayano Yehude Simon como Presidente del Consejo de Ministros parece haber sido una decisión política acertada del presidente García. Escasos son quienes muestran desconfianza o escepticismo al nombramiento del presidente de la región Lambayeque en reemplazo del fiel del Castillo. Es más, casi todos los editoriales y columnas de opinión de los diferentes medios de comunicación califican de "inteligente" la elección.

Siendo la dinámica política la consecuencia de negociaciones y acuerdos elementales, cabe preguntarse ¿en qué medida el presidente García ha concedido terreno en posiciones que, hasta hace poco, lo enfrentaban con su ahora Primer Ministro?. ¿Es que, acaso, metafóricamente hablando, le resulta políticamente conveniente comer y dejar comer?

El gobierno aprista, con el nombramiento de Simon -y la salida inminente de algunos ministros, como Hernán Garrido Lecca de la cartera de Salud- podría aliviar la presión social que, en los últimos meses ha ido aumentando, hasta colocar al presidente García con un misérrimo 14% de aprobación ciudadana. Pero esto ocurrirá, efectivamente, sólo si el trabajo de Yehude Simon, va más allá al papel de figura decorativa al que, más de un asesor del Palacio de Pizarro, quisiera asignar... y que Simons, por su trayectoria y sus aspiraciones políticas, sería incapaz de aceptar.

Teniendo una gran experiencia en el tema de descentralización del país -a principios del gobierno aprista se mencionó su nombre como titular del absorvido Consejo Nacional de Descentralización en reemplazo de Luis Thais-, Simons podría contribuir, aún más, a que este proceso adquiera mayor dinamismo, toda vez que en este tema, la transferencia de presupuestos no han marchado a la par que el traslado de facultades y prerrogativas.

La tarea de Simon no será nada fácil. La sinceridad de la que siempre ha hecho gala no es considerada, por muchos, una virtud, y podría ser un ingrediente de más de un escozor, sobre todo si se toma en cuenta su visión de justicia social y de defensa de los derechos de los trabajadores.

¿Ingenuidad? ¿Desprendimiento para compartir? ¿Cambio sincero? Estas respuestas -y más- las veremos en las próximas semanas.

Foto: Agencia Andina

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