jueves, octubre 02, 2008

ALAN GARCÍA: CONTINÚA LA ARROGANCIA


Mientras los economistas más sensatos del país consideran que la crisis financiera que afecta a los Estados Unidos de Norteamérica trasladará sus consecuencias negativos a nuestro país, el presidente Alan García Pérez, haciendo recordar el lirismo de su primera experiencia gubernamental, la ha reducido prácticamente a la nada.

Para el presidente de todos los peruanos, la crisis del poderoso país del norte, que ha merecido, en la práctica, un replanteamiento de la teoría liberal -destinar 700 mil millones de dólares no es moco de pavo-, resulta menos que nada.

Al parecer eufórico debido al crecimiento sostenido que viene experimentando nuestro país, mucho antes que él asumiera su conducción, el presidente García, quiere hacer creer a los peruanos que somos un súper país, con una súper economía, que nos blinda contra cualquier secuela indeseable.

No obstante enfrentar una inflación difícil de controlar, que ha obligado al titular de Economía, Luis Valdivieso, al igual que, antes, su predecesor, Luis Carranza, a asumir el papel de malo de la película, para el presidente García la crisis será superada con exhortaciones y un verbo florido.

"Más que las divisas se necesita la fe del pueblo en su destino y eso es lo que vengo a reclamarles", dijo en más de una reunión con pobladores de zonas populosas, y no tan populosas de la capital de la república

El presidente García ha asegurado que nuestro país "está libre de la crisis financiera, inmobiliaria e hipotecaria" además de ser ajeno a las amenazas que ésta acarrea "porque tiene una economía estructurada y sólida" (y)"porque cuenta con un stock de divisas e inversiones comprometidas y crecientes".

Desde luego que una de las responsabilidades que debe asumir el presidente de una nación en momentos de crisis, es alentar a sus conciudadanos, elevar su nivel de autoestima, pero este ejercicio debe ser realizado con prudencia, responsabilidad y sin tanta ligereza.

El presidente García parece haber olvidado la caída de la bolsa, el incremento en la cotización del dólar, la reducción de los créditos en dólares, la caída de los precios de los minerales que exporta el Perú, la disminución de las rentabilidades en los fondos privados, así como la merma de las remesas provenientes de los peruanos residentes en Estados Unidos. Esto, como es obvio concluir, traerá consecuencias indeseables, sobre todo para los peruanos que menos tienen.

Incluso ahora, el ansiado Tratado de Libre Comercio –TLC- suscrito con Estados Unidos parece haber perdido su encanto de convertirse en la panacea deseada. Los empresarios del poderoso país del norte buscarán, ahora, colocar mayor cantidad de productos en nuestro mercado y rechazarán los provenientes del exterior, Perú incluido.

Es enorme la responsabilidad de un presidente... como ser realista, por ejemplo.

caricatura: www.cartoonstock.com

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