Veintiocho filiales en todo el país -más que regiones o departamentos que conforman nuestro querido Perú con “p” de Patria- tiene la Universidad Alas Peruanas. Esta circunstancia, pero sólo ésta, la convierte, de lejos, en la entidad superior educativa más exitosa de todo el territorio nacional, porque en otras deja mucho que desear. En efecto, la UAP, a quien siempre se la vinculó a intereses económicos de altos oficiales de las Fuerzas Armadas en situación de retiro, en el examen de admisión, realizado en marzo del año pasado, ofertó, para la filial de Pucallpa, vacantes para la Escuela de Medicina Veterinaria, parte de la Facultad de Ciencias Agropecuarias. Sin embargo, los ingresantes, pese a haber cumplido con los pagos de matrícula y la primera mensualidad correspondientes, hasta ahora no han podido comenzar a estudiar.
¿La razón esgrimida? Según uno de los padres de familia de los postulantes legítimamente incorporados, que miércoles 13 enviaron un documento al vicerrector de la UAP, Miguel Ángel Robles Recavarren Benites, en el que hacen gala de una paciencia mayor que la del santo más estocio, éste les ha dicho, en buen romance, que el número de alumnos no permite su funcionamiento. En otras palabras, y para ahorrar papel y tinta, la educación como simple y llano negocio.
Miguel Ángel Robles Recavarren Benites
UNA COSA ES CON GUITARRA…
Y no es que el negocio de la educación sea algo ilegítimo, pero lo que sí constituiría en un acto reñido contra la ley es ofrecer lo que no se tiene o no se puede disponer. Esta figura, a decir de más de un amigo abogado consultados -qué los tenemos, sí- constituiría nada menos que delito contra la fe públicaen la modalidad de estafa. Pero sin duda el negocio de la educación debe ser bueno sí tomamos en cuenta la experiencia de la Universidad Alas Peruanas, creada en el año 1996 como sociedad anónima con un modestísimo capital social de apenas S/. 1,000.00
por su después rector Fidel Ramírez Prado –en representación de la Cooperativa Alas Peruanas, S/. 910.00 y diez socios más –diez solecitos cada uno-y que en apenas 11 años ha logrado instalar 28 filiales y 12 unidades académicas. ¿Cómo que en 11 años? ¿No que se creó en 1996? Sí, pues, pero en principio el Consejo Nacional de Autorización de Funcionamiento de Universidades, CONAFU, denegó la autorización de funcionamiento, logrando su cometido recién en septiembre del 2000 mediante mandato judicial de una Sala de la Corte Suprema integrada por los vocales Felipe Barrera y Sixto Muñoz, este último integrante de la red de jueces corruptos de Vladimiro Montesinos. Pero la historia es larga y, tal como ocurre en algunas telenovelas brasileñas, por ella desfilan congresistas, ministros, militares, alcaldes, altos magistrados e, incluso, periodistas.
… Y OTRA CON CAJÓN
Pero volviendo al tema de los jóvenes que aspiran convertirse en colegas del veterinario Edgar Álvarez, ellos, olvidando que el papel aguanta todo, creyeron en lo escrito en el prospecto de admisión y en la misma página web de la UAP: “La Escuela Académico Profesional de Medicina Veterinaria de la Universidad Alas Peruanas se encuentra en el distrito de Pachacamac, ubicado a 23 Km al sur de la ciudad de Lima y cuenta con tres filiales en las ciudades de Piura, Trujillo y Pucallpa. Todas con facilidades de aulas, laboratorios, auditorio, biblioteca, áreas de estudio y áreas de clínicas y producción de las diferentes especies de animales. La política de la Escuela consiste en ‘APRENDER – HACIENDO’, para lo cual posee una plana docente de excelente nivel y amplia vocación académica. Estos factores sitúan a la vanguardia de las Escuelas de Medicina Veterinaria del Perú y pronto a nivel latinoamericano.”. ¿Todas con facilidades de aulas, laboratorios, auditorio, biblioteca, áreas de estudio y áreas de clínica y producción? ¿Plana docente de excelente nivel y amplia vocación académica? ¿Posicionada a la vanguardia la Escuelas de Medicina Veterinaria del Perú y pronto a nivel latinoamericana? Aquí, el vicerrector Miguel Robles les ha llegado a decir que lo que se podría hacer es trasladar a los jóvenes aspirantes a médicos veterinarios a otras facultades o a la Escuela de Lima, la de Pachacamac… claro, por cuenta y gasto de los propios padres. ¿Abuso o no?
1 comentario:
vous fashion.thank pour le partage
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