lunes, julio 07, 2008

LA ALEGRÍA DE HERMINIA: Una maestra que dejó huella


¿Se acuerda usted el nombre del atleta peruano que tiene la plusmarca de los 100 metros planos desde 1969? ¿Recuerda, tal vez, cómo se llama el basquetbolista -paisano nuestro- que resultó scorer en la Olimpiada de Tokio en 1964, en la que el equipo nacional acabó cuarto? O, la última, ¿archiva usted en su memoria quiénes son los ganadores del premio "Excelencia en la Agroexportación", que convocó el Ministerio de Agricultura y que el pasado viernes 4 recibieron sus respectivos reconocimientos?

Si no ha atinado con las respuestas no tiene por qué sentirse mal. Por lo general estas celebridades están condenadas a estar ausentes de la memoria, al olvido; y es que ello forma parte de lo que se ha dado en llamar la naturaleza humana. Sin embargo esto no sucede con todos. En nuestra vida, allá en la lejanía del tiempo, en el confín de nuestros primeros recuerdos, escuchamos, aún, la voz sabia y apreciamos la inolvidable figura de algún profesor de primaria que, con la sencillez de su vida, nos dejó alguna imborrable lección de vida.

En nuestro caso, se trató de una profesora. Herminia Alegría es su nombre y era sobrina de Ciro, el autor de “El mundo es ancho y ajeno”. Fue nuestra maestra durante toda la primaria en la escuelita particular de la hacienda Cartavio, allá en Trujillo. Todos quienes tuvimos la buena fortuna de aprender de ella, la recordamos, siempre, con irreductible ternura y con mucho amor. Cómo no hacerlo si Herminia, nuestra bella maestra, nos abrió el espíritu a la belleza. Con ella montamos varias obras teatrales y todas las tardes nos hacía ingresar al maravilloso mundo de Tom Sawyer y Huckelberry Finn, y siempre nos estimuló, a todos, a escribir.

Esta clase de maestros son los verdaderos, los que dejan huella, los que trazan surcos profundos en la mente y el corazón de sus alumnos, enseñando el mérito de la reflexión, el precio del trabajo, indicando la ruta correcta, abriendo el horizonte, imprimiendo, en sus alumnos, la marca indeleble de la corrección.

Por ello, en estos días de noticias deprimentes, con una fuerte carga de desesperanza, resulta un bálsamo para el espíritu, reflexionar en el Concurso Nacional "El Maestro Que Deja Huella-2008" –patrocinado por Interbank-, que entregará al maestro ganador, este viernes, en Lima, un departamento valorizado en US $ 20,000 y un automóvil "0" kilómetros.

Aplausos para la empresa financiera que, con responsabilidad social, ha encontrado la manera correcta, más allá del lugar común de las frases vacías y ceremonias de oropel, de rendir homenaje a aquel ser que siempre poblará nuestro mundo interior, en una eterna y grata compañía, como la de Herminia, mi maestra de primaria.

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