jueves, octubre 23, 2008
EL BUCANERO DE MAY USHÍN
No es que el Capitán Jack haya decidido proseguir con la secuela de "Los piratas del Caribe" y elegido a Pucallpa, la capital de Ucayali, como locación. Después de todo, cincuentra y cuatro millones de dólares pueden convencer -como lo hicieron- a Johnny Depp de continuar empuñando la espada y bebiendo ron caribeño, tan bueno como el que se hace en Cartavio.
Pero nos estamos apartando del tema. Los piratas a los que aludimos tienen el mismo espíritu de rapiña que sus pares de la calavera y tibias cruzadas, pero visten con menos vulgaridad ... Aunque, como "la mona, aunque se vista de seda, mona se queda", los filibusteros de May Ushín son eso: usurpadores vulgares que lucran con el trabajo intelectual ajeno, beneficiándose con el sudor ajeno, porque el esfuerzo intelectual -¡oiga usted!- también activa las glándulas sudoríparas.
Esta realidad la ha sentido en carne propia Alberto García y García, diligente investigador de la historia de Pucallpa de los años 60. Pasa que García, pecando de ingenuo, cedió su trabajo a un fulano experto en "corte y confección", sin pensar que iba a ser objeto de una villanía. Sí, pues, su trabajo ha sido presentado como si fuera obra del ingenio del pirata de marras, quien, valgan verdades, le ofreció al autor una suma risible, que, desde luego, no fue aceptada.
Al margen de las formalidades de registro en el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección Intelectual, INDECOPI, sería conveniente que estos personajes del parchecito en el ojo sean desenmascarados de una vez por todas.
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