viernes, julio 18, 2008

¿UNA RAJITA DE SANDÍA?... A propósito del Viagra


La noticia nos la dio un amigo, como no puede ser de otra forma en esta época, vía e-mail. Unos científicos de la Universidad de Texas habían encontrado que la sandía -esa fruta de pulpa roja, acuosa y dulce, rica- contiene algunas sustancias que la vinculaban con el Viagra. A mis años -y sin el menor asomo de jactanciosa pedantería, créanme, ¡por favor!- la ley de la gravedad, por decirlo de alguna manera, todavía se mantiene agazapada, esperando el momento para,¡zaz!, dar el zarpazo y, ya pues, disfunción eréctil.

Leímos el artículo y descubrimos que, mientras lo hacíamos, una sonrisa medio cachosa empezaba a ¿adornar? nuestro rostro. Pero algunas preguntas comenzaron a asomar, intrusas, por nuestra mente: ¿Cuándo fue la última vez que comimos, no una sandía, sino, al menos, una rajita de a cincuenta céntimos? Creo que la semana pasada. Sí, y fue por la noche, en el frutero de la esquina. Continuando con esta impensada gimnasia memorística, otra interrogación apareció, como una titilante luz roja: ¿pasó algo especial, realmente especial aquella noche? Bueno, eso de especial, realmente especial, no lo creemos, porque si no, lo hubiéramos recordado al instante. Francamente no. Y nos olvidamos del asunto... Hasta media hora después... No, seamos sinceros, digamos 20 minutos más.

¡Pero, qué tonto, ya caigo, tengo la solución al enigma! Nosotros, a pesar de nuestra cincuentena de años -thanks, God- no padecemos de disfunción eréctil... aún. Y, créanme, no bromeo, esto no es, en modo alguno, una autoadulación descarada. Es la realidad londa y lironda.

Los amigos médicos que tengo aquí, en Iquitos, no lograron alumbrar mi oscuridad, así que busqué información en la web. Casi sufro una erección de pura sorpresa. Mil cuatrocientos artículos al respecto, desde que la noticia se empezó a difundir, la primera semana de julio. Imaginamos que la venta de sandía también debe de haber aumentado; en todo caso, se lo preguntaré al frutero de la esquina de mi casa... y, de paso, me comeré una rajita, por si acaso.

Porque, según los investigadores de la Texas University -convertidos, ahora, en hinchas acérrimos de la frutita- la sandía contiene nutrientes con un efecto similar al Viagra, que actúan como estimulantes en los vasos sanguíneos y en la libido. ¡Guau! Mayor seriedad, por favor, el cuerpo humano convierte la citrulina de la sandía en arginina, un aminoácido benéfico para el corazón y el sistema circulatorio... y como la erección empieza por la circulación... Hmmm.

Pero siempre hay un aguafiestas. Sí, siempre hay un pero. En este caso, el reparo vino de la organización Food Consumer, cuyos voceros afirman que no se ha informado a la opinión pública en forma correcta y advierten que lo que los investigadores indicaron fue la presencia de un precursor llamado citrulina de arginina, que es un aminoácido común, en la sandía. La arginina, prosiguen los aguafiestas, ayuda, de alguna manera en el desempeño sexual. La citrulina , por su parte, se encuentra en abundantes concentraciones en la cáscara. Para colmo, los de la Food Consumer, aconsejan que, para los efectos deseados, preferible es comer maní.

¿Qué hacer? Yo, por mi parte, como ya lo confesé antes, pasaré por el frutero. Después les cuento.

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